jueves, 17 de abril de 2014

Invento Chino

Bioy Casares escribió al decir de su amigo Borges, el relato perfecto. Nos referimos a "La invención de Morel". Esta obra se presenta a la manera de las narraciones de aventuras de fines del XIX, como el informe de un sujeto del que desconocemos su nombre. Un venezolano evadido de la justicia que llega en bote a una isla ocupada por una extraña peste. Pero al hallar un grupo de personas que baila al compás de Tea for Twoo, seguramente cantada por Marion Harris, comienza a advertir que aquella gente repite escenas periódicamente con el ritmo de las mareas. Una maquina ha sido inventada por un tal Morel, quien por amor los ha inmortalizado en el curso de una semana grabada con todos los atributos del alma y la conciencia de esa burbuja de tiempo. Nadie puede penetrar esa cápsula, y el evadido, enamorado y obsesionado por ella, celoso de Morel, aprende a manejar su máquina para grabarse y aparecer siempre junto a la hermosa Faustine, eternamente. Bioy Casares nos relata una fantástica historia en boca de un loco o de un enamorado, que es lo mismo, de un hombre solo que cercano a la ciencia ficción nos remite más a Robinson Crusoe y su ánimo de supervivencia. Pero también a H.G. Wells, porque tributo o parodia, o las dos, La isla del Dr Moreau está presente para mostrarnos que Stevenson estaba equivocado: todavía hay islas desiertas, selvas, espacios amplios que Malthus revindicara, para que el hombre esté solo y emprenda la búsqueda de sí mismo y su felicidad.

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